Existen momentos en los que un frío helado envuelve nuestro corazón, nos paraliza, toda esperanza se aleja, miramos a nuestro alrededor y descubrimos que estamos 'sol@s'. Sí. Con nuestra responsabilidad de levantar hijos sin el apoyo de un esposo de carne y hueso a nuestro lado. Pensamos en la familia de él, en la nuestra y los sentimos distantes. Miramos en nuestro interior y no encontramos ¡nada!
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