"No temas, duerme"
Cuenta la historia que en un lugar donde los cristianos eran perseguidos y se los encarcelaba, había un siervo que sufría persecución durante ese periodo. Era acechado continuamente por realizar actividades religiosas consideradas como ilegales, motivo por el cual, durante varios años tuvo que esconderse en la montaña para escapar de la policía.
Era invierno y una noche aparecieron lobos, al principio el temía que ellos pudieran atacarlo. Sin embargo pasaron unos días y durante la noche él les decía - ¿volvieron a visitarme? - Buenas noches amigos! y ellos se iban. En realidad aunque les temía menos que a las personas que lo perseguían, se mantenía pendiente de no ser devorado.
Una noche que hacía mucho frio y él se encontraba agotado, oró - Señor, mándame una manta porque si no, voy a morir congelado y guárdame de todo ataque. A pesar de todo, durmió y no tuvo frio. ¿Quieres saber porque?
A la mañana siguiente, cuando despertó y aun todo estaba oscuro, se movió para estirarse un poco, y ¿que vio? Un animal que se levantó y desapareció entre los árboles. Era un lobo, que había pasado la noche acostado sobre él.
Dios es maravilloso, pues este siervo no pudo haber encontrado una manta más caliente y mejor protección.
“La oración del justo puede mucho”
Santiago 5:16.
En los momentos en que sientes que estás desamparado y no encuentras socorro, clama a Dios pues cuando Él desea bendecirte utiliza lo que menos imaginas. ¿Las preocupaciones y el temor de no poder resolverlos no permiten que puedas dormir y descansar tranquilo?, confía en Dios que está en control de todo. No te enceguezcas por el temor o preocupación que puedas estar sintiendo, duerme, siente su cobijo, pues te sorprenderás de lo que Él está haciendo por ti.
“Yo me acosté y dormí, y desperté, porque Jehová me sustentaba. No temeré a diez millares de gente que pusieren sitio contra mí.”
Salmos 3:5-6
Fuente: Telma Céspedes
https://www.bible.com/es/users/MIGAREM/reading-plans/588-conexion-vertical?initial=true
Intimidad con Dios
Muchas
veces pensamos y nos preguntamos ¿Dónde está Dios? Y nos contestamos a nosotras
mismas: “Él está en el cielo y yo en la tierra” y vemos a Dios como un Dios que
está muy lejano. Pero Dios está más cerca de lo que tú puedes imaginar; así
como está en el cielo, en la tierra y en todo lugar, también está en el corazón
de aquellos que creen en Jesucristo y lo han invitado a vivir en la casa de su
corazón.
Acompáñame,
vamos a dar un recorrido por algunos principios bíblicos de lo que dice la
palabra de Dios respecto a la comunión con Jesucristo:
I. Jesucristo mi amigo. Juan 15:15
Nos dice Jesús, ya no os llamaré siervos porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mí Padre, os las he dado a conocer.
a) Con un amigo podemos hablar, dialogar, abrir nuestro corazón para mostrar nuestros deseos, secretos y deleitarnos con nuestro amigo
b)
Jesucristo es mi mejor amigo, con Él puedo:
- Hablar
-
Disfrutar de su presencia
-
Contarle mis necesidades y saber que Él siempre me va a escuchar y dirigir mi
vida.
II. Comunión con Dios, un llamado.
Vamos a comprobarlo:
a) Verdadero o un invento del hombre 1 Corintios 1:9.- Fiel es Dios el cual nos llamó a la comunión con su Hijo Jesucristo. ¡Aahh! Es un llamado estar con Él.
b)
¿Obligación? Por años hemos practicado por costumbre repetir las palabras que
iban dirigidas hacia Dios pero que no sentíamos.
Nos
sentíamos obligadas a tener comunión con Dios pero no porque lo amáramos sino
porque así tenía que ser; el evangelio de Mateo en el capítulo 15:8 dice: “este
pueblo de labios me honra pero su corazón está lejos de mí”.
c)
Amor sincero Deuteronomio 6:5.- “Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu
corazón, y de toda tu alma y con todas tus fuerzas.
- Ahora le busco porque le amo.
- Quiero estar con Él por amor, le busco no
porque me obligan a estar con Él sino porque le amo.
- Cumplo
el llamado por amor.
Cantares dice: donde sesteas al medio día, que
quiere decir, donde preparas tu alimento
espiritual.
Busca
un rinconcito donde puedas estar a solas con el Señor y estudiar su palabra.
Jesucristo está cerca, muy cerca de ti.
CONCLUSIÓN:
Jesús
quiere ser tu amigo, recuerda que hemos sido llamados a la comunión con Él.
Nuestra búsqueda hacia Él debe ser siempre por amor, sin sentirnos obligados a
amarle.
Nuestra
relación debe ser un deleite, y en ese deleite quedamos sin palabras en una
profunda contemplación admirando su hermosura, su pureza, su santidad, pero su
respuesta no se deja esperar, Jesús calla de amor al mirarnos y se regocija en
nosotros con cánticos.
Hemos
encontrado donde sestear o preparar nuestro alimento espiritual. Un rinconcito,
un lugar apartado, especial donde tú y yo a través de su palabra podemos
entender su voluntad y guianza para nuestra vida.
Yo
ya encontré mi rinconcito, y ¿Tú ya lo encontraste? Estoy segura que lo
encontrarás.
Créditos: Vicky de Olivares
"Confío en ti, JESÚS"
..., busca todas las referencias bíblicas, medita en
las palabras y luego óralas para tu propia vida.
Y ahora… te tengo una pregunta: ¿cuáles son algunos de tus hábitos? Pueden ser buenos – y pueden ser no-tan-buenos. Yo, por ejemplo, tengo de los dos en mi vida. Algunos de mis hábitos son provechosos y una bendición tanto para mí como para los demás: trato de tener un tiempo de quietud, de reflexión y de oración en la presencia de Dios todas las mañanas; y me gusta tener mi casa y mi vida limpias y organizadas. Por otro lado, otros hábitos míos son exactamente lo contrario, una frustración y un obstáculo para todos: no he podido lograr una firme disciplina en ejercicio diario; y tiendo a ser una acumuladora, entonces tengo demasiadas “cosas” guardadas en mi oficina. Trato de mantener constantes mis buenos hábitos, y trato (bueno, más o menos) de cambiar mi hábitos no-tan-buenos – pero muchas veces (casi siempre) es una lucha montaña-arriba.
Entonces, no queriendo sumar otra carga y más presión a tu vida y a la mía, pero si queriendo sugerir algo que seguramente las transformaría para bien, te hago otra pregunta: ¿por qué tú y yo no tratamos de formar un nuevo hábito en este año? En cualquier circunstancia en la cual nos encontremos, que en nuestros ojos sea buena o mala, aprendamos a decir y creer: “Confío en Ti, Jesús.”
Después de todo, ¿cómo no vamos a confiar en Él?
Él es el eterno Dios, Él que siempre ha sido, quien es, y que siempre será. Su nombre es “YO SOY EL QUE SOY”. (Apocalipsis 1:8; Éxodo 3:14)
Él es el soberano Señor sobre todo el universo. Él creó todas las cosas, en los cielos y en la tierra y debajo de la tierra – así, todo Le pertenece a Él; Él es el absoluto y supremo gobernante, y Él está en control total de todas las cosas. (1 Crónicas 29:11-12; Salmo 115:3)
Él es el Omnisciente, Él que todo lo sabe. Nada está más allá de Su percepción sagaz o su completo conocimiento. Cada una de las estrellas del cielo nocturno tiene un nombre puesto por Él – y Él tiene enumerados todos los cabellos en nuestra cabeza. (Isaías 40:28; Salmo 139:1-6; Salmo 147:4; Mateo 10:30)
Él es el Todopoderoso, Él que tiene todo el poder. Nada es demasiado difícil ni imposible para Él. (Job 26:14; Jeremías 32:27; Lucas 1:37)
Él es el Dios de eterno amor por todos Sus hijos, un amor tan ancho y tan largo, tan alto y tan profundo que va más allá de nuestro simple entendimiento humano. (Jeremías 31:3; Efesios 3:18-19)
Él es el Dios de infinita misericordia y de constante compasión, una misericordia que es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen, una compasión y una piedad que Él anhela derramar sobre nosotros. (Salmo 103:8,17; Isaías 30:18; Lamentaciones 3:22)
Él es el Dios de toda gracia, un favor no-merecido que Él da libremente a todos los que se lo pidan, una gracia que perfecciona, establece y fortalece. (2 Corintios 9:8; 1 Pedro 5:10)
Amig@: si tú y yo tomamos la decisión de formar este nuevo hábito, si escogemos confiar en Jesús no importa la situación que venga a nuestra vida en este año – entonces nuestras circunstancias adversas se transformarán en grandes oportunidades para que Dios se revele en gloria y poder y amor en nuestras vidas.
¿Estás conociendo la presencia y la provisión de Dios en tu vida en estos días? Entonces, di y cree: “Confío en Ti, Jesús.” - ¿O te estás sintiendo solo y abandonado, luchando por sobrevivir? Allí también, di y cree: “Confío en Ti, Jesús.” Porque Él ha prometido nunca dejarte ni desampararte, y Él ha prometido que siempre tendrás lo que necesites en esta vida.
¿Estás viviendo en la plenitud de salud y de bienestar en este momento? Entonces, di y cree: “Confío en Ti, Jesús.” - ¿O estás librando una batalla contra una enfermedad temporal o fatal? Allí también, di y cree: “Confío en Ti, Jesús.” Porque Dios ha prometido o restaurarte a completa salud, o sostenerte y fortalecerte en medio de tu dolencia.
¿Estás disfrutando la bendición y la felicidad de tener a la familia y a los amigos cerca en este tiempo? Entonces, di y cree: “Confío en Ti, Jesús.” - ¿O te estás ahogando en las profundidades de la desesperación y del duelo? Allí también, di y cree: “Confío en Ti, Jesús.” Porque Él ha prometido que, aunque a veces tendrás que andar por el valle de sombra de muerte, la presencia y los cuidados de Su vara y Su callado te infundirán aliento.
Querid@ amig@: este nuevo hábito no es fácil de formar. Las circunstancias difíciles en nuestras vidas siempre nos cogen de sorpresa, nos quitan el equilibrio, y nos dejan en un remolino de confusión y duda y temor. Pero si todos los días nos esforcemos por conocer más íntimamente Al que nos anima a que confiemos en Él, y cuando descubrimos que es completamente confiable – entonces este hábito pronto nos será fácil y natural.
Aunque todo alrededor mío parezca desmoronarse y derrumbarse, habré aprendido a creer y decir: “¿Cómo no voy a confiar en Aquel del cual está escrito: ‘Mi escondedero y mi escudo eres tú; en tu palabra he esperado… Susténtame conforme a tu palabra, y viviré; y no quede yo avergonzado de mi esperanza.’?” (Salmo 119:114,116)
Aunque la ansiedad y el temor quieran abrumarme al punto de perder toda fuerza y toda esperanza, habré aprendido a creer y decir: “¿Cómo no voy a confiar en Aquel que me ha dicho: ‘Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.’?” (Filipenses 4:6-7)
Aunque mi corazón esté postrado y molido de dolor y tristeza, habré aprendido a creer y decir: “¿Cómo no voy a confiar en Aquel que me ha dicho: ‘Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos … Claman los justos, y Jehová oye, y los libra de todas sus angustias. Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu.’?” (Salmo 34:15,17-18)
“Confío en Ti, Jesús.” No importa lo que te traiga la vida en este año, no importa lo que pase y lo que no pase, acuérdate y cree que Él es eternamente bueno y amoroso, que El es perpetuamente fiel y confiable. En todo tiempo, en todo lugar, en todo circunstancia, aprende a decir: “Confío en Ti, Jesús.”
Créditos: http://www.reflectionsforliving.com/
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